viernes, 1 de agosto de 2014

la pinaza



Habitualmente bebe licores y come quesos bastante grasos, no es por que viva en las altas cumbres de los Alpes, es por placer y una dieta baja en carbohidratos. Siempre ha sido muy protestante de todo y -aunque nació en Ginebra- fue siempre liberal y demócrata  en algunos aspectos de su vida como el sexo, las mentiras y el entorno de la ONU.

Marcela -o Marcel- siempre fue una persona muy curiosa y nunca dejaba una puerta cerrada una vez abierta. Donde florecía el limonero en su casa de Carouge, se agazapaba en una de las ramas mas floridas en primavera desde donde veía -oía- el tranvía que dejaba a todos los vecinos, una vez que terminaban sus jornadas laborales, atendiendo bancos y clientes que venían de todas partes a esconder sus joyas en la Suiza de ayer. Ya hoy, no se esconde nada de nada y del más fiable banquero es del que tienes que esperar el chivatazo a tu humilde declaración de hacienda en Papua Nueva Guinea.

Lo cierto es que Marcel se movía poco, a veces a París y a veces a Ginebra desde donde tomaba el tren al Ticcino. Ascona y el Monte Veritá era el grupúsculo de su infancia donde, en la vecina Locarno, aun quedaban algunos vivos. Aquel paseo era un precioso recuerdo que le hacía sentir a Isadora Duncan y a aquel bosquecillo cañizal en un paraíso para el nudismo burgués que iba en busca de caza como los lobos en un bosque de pinaza. 

A la noche se lanzaba a la carretera como un poseído, en busca de los grottos donde comía milanesas -no eran vienesas como dicen los italianos de Milán- comiendo pasta barata en sus carísimos restaurantes de Ramatuelle en los que se quedaba encantada viendo como los rusos pagaban cuentas astronómicas por un mal champange y un pescado seco. Rusos, que paladar, que finura. La única poufiasse en todo aquel tugurio de mala muerte, porque mala muerte es cuando uno mira y no hace nada, eso es la muerte en vida.

Iba caliente y rotunda porque ya le veía los pies al de la guadaña, no por nada, sino porque estaba harta de tanto amedrantamiento, muerte por cirrosis hepática y suicidio que se concatenaban en su pequeña agenda de contactos. Ayer se pegó un tiro el padre de su amigo que murió la semana pasada y que le tenía poco menos que secuestrado en su chalet de Cologny.


*Fotografía de patricia marañón

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