jueves, 31 de julio de 2014

la mirada de un camaleón




leía y leía como si en ello le fuera la vida. leía tanto que los libros de mil páginas se rompían cuando llegaba a la mitad. tanto leía que no escribía y las historias de otros eran su vida. leía para no pensar que cada presente era un tiempo que le pertenecía y pasaba tan fugaz y al leer, no se reconocía.

cuando era mañana, la luz despertaba y los ladridos de un perro no pararon de sonar durante su sueño, pero consiguió levantarse para elegir en que lugar iba a dirigir el día y los muchos planes que el tiempo deja, atento a lo que es todo y a lo que es la rutina.

antes que el Sol se levanta sobre los pinos, hay que asentar el lugar desde el que escribir, el  punto de mira para enfocar y disparar cada intento y cada palabra y cada color.

esta historia paso durante años en un hogar desgastado por las horas de espera. 

durante el verano pasaba cerca de una casa donde dos viejitos cuidaban de su tierra. él ya no se         podía poner de pie sin ayuda de su andador y ella le cuidaba con las labores propias del campo, cada vez mas cerca de la puerta vareando un almendro.

pasaba cada día y cada vez les encontraba sentados bajo la ponchada de su casa cada uno en su silla de esparto, parecían estar de acuerdo en que sus conversaciones habían pasado a ser acciones y que sus palabras era el ruido de los motores y los que con un respetuoso silencio saludada desde el carril.

siempre le atrajo aquella vida, donde dos personas se aman hasta el final de sus días, haciendo el trabajo del otro cuando uno no podía y la entrega del tiempo que poco a poco va dejando su huellas en las heridas que es vivir, mientras el zumbido de otros, solo es ruido de castañuelas.

pasaron juntos deprisa ante aquella escena de vida, de compromiso y silencio, de respeto y no pudieron apartar la mirada por un lapso de tiempo de aquel amor sincero y antiguo, que seguía entre quejas suaves de dolor y actos cuidados de alegría. no hay otra señal por la que aquellas dos sillas miraran cada una a un sitio, otra que no fuera la de vivir juntos una vida y unir sus experiencias cada cual desde su perspectiva.

siguió pasando por delante de ese lugar, y sintiendo respeto ante su blanca casa cuidada y sus almendros limpios y su porche floreado de macetas. cada día un poco de agua y cada flor seca y cada almendra un lugar donde guardarlas.

la mejor defensa de la vida es exponerla desde el silencio y el respeto y su mejor ofrenda es el trabajo cada vez que -sentados en sus sillas- deciden que hay que hacer y cómo…, y hacerlo es la verdad.


ya llegarán las tormentas y el fuego y alegrías sentados los dos en aquellas sillas.


*Fotografía de patricia marañón

miércoles, 30 de julio de 2014

el canto del agua




Desnuda caminaba despacio por la orilla del río una noche de luna llena, buscando entre la sombra y los reflejos un lugar donde retozar. Aquella noche de calor, sentía la llamada de un roce secreto y su piel desnuda se estremecía a cada hoja y a cada soplo de un aire cálido. Los sonidos del agua, el ruido de sus pisadas y el silencio de un cielo brillante lleno de estrellas que aún brillaban más que la luna, eran todo uno con ella.

Los dedos de sus manos y sus pies, el pelo suelto de la cabeza y de su intimidad  gozaban de aquella frondosa caricia del bosque.


Pronto quiso entrar en un abrazo tumbada en la hierba y sintió que la corriente se detenía en un espejo que era un lago y sobre una hermosa piedra paró a descansar. 


Era tan bonita aquella vista que se abría ante ella que sintió el aleteo de los peces que venían a acariciar las plantas y las palmas de sus ávidos deseos. Entró en un trance donde cada vez que respiraba, suspiraba de un inmenso placer y sin miedo se adentró en el agua calma dejándose abrazar por el agua tibia y la plantas que crecían en el fondo, con un tacto suave. Sentía una luz que venía del otro lado de aquel remanso de paz y un nombre que el viento le hacía llegar. 


Pronto sintió su presencia que sigilosa se adentró en el agua buscando su piel. 


Pronto se estrecharon en un abrazo que el agua animaba y sus dóciles cuerpos se enredaron dejándose llevar por aquel dulce silencio de las hojas que bailaban sumergidas. 


Quedó siendo agua dentro del agua y el agua entró hasta llenar todo su alma y su deseo permaneció como planta y como aquella suavidad que le abrazaba.


Despertaron los mirlos al alba con sus silbidos y los días pasaron llenando también los años. Pasaron cientos de aves que bebían de aquel agua. 

Apareció una mañana cubierta de bandadas de palomas y de peces, en la roca sentada abrazada a aquella voz para siempre, frente al pontón que una noche miró como esperanza.


*fotorgrafía de patricia marañón

domingo, 13 de julio de 2014

wise up




son palabras de otros 
las que quiero que salgan de mi
pero hay un muro de  carne extraña
al que no consigo llegar 

me quedo en un silencio 
y un miedo aterrador que me paraliza 
y solo mis sentimientos 
afloran con chorros de lágrimas 
un llanto que desde el estómago 
me hace vomitar como un grifo sobre el mar 

que el resto de mi vida 
veo un cuerpo casi medio cortado y nadar 
impulsado por mis piernas que no pararán 
me vuelco sobre mi mismo 
desde el borde de un pantalán en el mar 

soy el que se asoma desgarrado 
el que flota como un perro atropellado 
el que ve y el que nada 
el que la tristeza engulle 

un sonido de dolor exhala 
esa sensación de vida atrapada 
en un cuerpo roto 
que con las fuerzas de un corazón muerto 
sigue en la batalla.

miércoles, 2 de julio de 2014

muerte y nacimiento




sabíamos que esto pasaría. empezamos a tener ilusión después de tanta tragedia y el drama de ser algo con lo que hay -aún hoy- una encarnizada lucha de extinguirnos en vida, en un infierno de desigualdades y de sometimiento.

despierto con una imagen de un ser que es a la vez un amigo y también son los espasmos de una mujer. es un ataque de epilepsia en toda regla. primero empieza con una reacción del cuerpo físico desde la cadera hasta el ombligo, sube por la línea central hasta el estómago, como un ejercicio muy automático, cuando quieres expulsar o recibir algo dentro de ti. y a partir del esternón, el cuerpo se articula de una forma convulsiva, porque los pulmones se exprimen para vaciar todo el aire, para hacer que todo sea como un corazón y se rompen las facciones de la cara y del cuello. 

reconozco a mi amigo, puede ser una persona fibrada pero es también dulce de ánimo. y reconozco la contracción de una mujer, que no hace mucho pude sostener entre mis dedos.

solo sé que no sé nada… 


mi vacío existencial empieza a pasarme una factura esperada ya desde hace tanto tiempo y el ayuno al que me voy a tener que acostumbrar, produce estas imágenes de un cuerpo híbrido, que da y que recibe, que es capaz de reventar y las venas de su cuello y sus ojos desorbitados, quieren ser abrazados pero la rigidez está tendida en una postura de hielo y de fuego.