jueves, 30 de diciembre de 2021

Sobre dominio y persona



Feliz Navidad y Próspero Año 2022.



miércoles, 9 de mayo de 2018

volver a un diario

Cómo empieza a ser un cambio, mirando un Norte lleno de luz, despejado. En qué sentido aceptar la indiferencia y sentir necesidad de trabajar para seguir adelante. Ignorar la ironía y el sarcasmo cuando se pierde el respeto. Quitarse la máscara y solo ser.
Así las cosas, un día radiante y con cierto toque de inútil vacío y futilidad, apropiado para una visión más real tras la tormenta de los sueños, el conocimiento de grandes maestros, que en su saber reconocen la limitación del tiempo. 
Hay todo un multiverso de realidades simultáneas que sugieren la verdadera esencia de un momento incómodo. Despertar es tan sólo una minucia. Expresarlo conlleva responsabilidad y trabajo. Observar es todo un estado meditativo. El corrector ortográfico siempre es una ayuda y muchas veces una lata.
La mirada de un niño.
Por fin pasa el tiempo de Mayo con una tarde calurosa que anuncia la llegada de hierba agostada y hay que regar, el campo es una explosión de flores salvajes y el aire fresco hace contonear las espigas como una marea. 
Sigo mirando un Norte ahora con la luz del Sol de atardecer. 
Un pastor llama a voces y cabras, ovejas balan correteando de un prado a otro entre arboles. Carácter de los machos que se rebelan. El rebaño se descontrola y marchan cada cual por un sitio para reunirse luego. Este cabrero tiene poca gana de caminar y las deja comer el pequeño jardín que cuido. 
Hay un elefante de barro que hay que humedecer. Cubrirlo con un paño y no mirarlo hasta que se termine. 
Pau Casals suena junto a un piano, una pieza antigua.

Así el tercer día después de tu marcha, un neblinoso fresco llega del Este, donde este está, desde muy temprana hora, con letras y nocturnos que mañana ensayará. Hay un parpadeo en la pantalla que oculta lo escrito, como polvo de mil años que cubre cualquier forma. Aguanta y se libre, despierto y audaz, dice un reflejo en el cristal sobre el que intento desarrollar un plan. Todos los días paso frente al estudio donde muchos trabajan construyendo casas. Conocí a Rolph Blakstad hace años y siempre me gustó aquel anciano que hizo de su vida un libro, una familia y plantó árboles, viajó, pintó, filmó e iluminó con Eisenstein siendo muy joven. Se fue y la amistad que trabé fue tan fuerte y frágil como todo. Se esfumó pero su casa queda como el viejo olivo que cuido desde que llegué a esta isla.
Quisiera, no, me gusta la idea de tener un trabajo a sueldo fijo con posibilidades de no ser carga para nadie, tener seguridad social, y algo de rigor, que no este cúmulo de ambigüedades con las que afronto cada mañana, antes de amanecer, el día. Pero comparto ciertas ideas insensatas sobre la creatividad, sin anclar su ocioso desvarío entre un dibujo, una canción, un color y un paseo. Comparto esa idea que es no pertenecer y -a la vez- inventar cualquier nimiedad para seguir adelante. Por fin encuentro en un poeta razones para no hacer nada de eso. Son cartas que escribe a un conocido, también escritor, sobre sus dudas. Y es una intención lo que hace que lo que sea, es. Y lo que parezca, no sea.
Algo de lo que gustaba hablar a Rolph y a tantos que conversando, me acercan a su vida. Sufi, adoración al fuego -zoroastrismo- como creencia. Fe, simplemente creer en algo intangible. Nada sencillo, lleno de momentos de duda e incertidumbre, ecléctico y poco útil: un logro sobre la mente, no pensar.


A veces tengo que copiar: “Una obra de arte es buena cuando nace de la necesidad. En esa índole está su juicio: no hay otro. Por eso, mi distinguido amigo, no sabría darle más consejo que éste: entrar en sí mismo y examinar las profundidades de que brota su vida: en este manantial encontrará usted la respuesta a la pregunta de si DEBE crear. Tómela como suene, sin interpretaciones. Quizá se haga evidente que usted está llamado a ser artista. Entonces, acepte sobre sí ese destino, y sopórtelo, con su grandeza, sin preguntar por la recompensa que pudiera venir de fuera. Pues el creador debe ser un mundo para sí mismo, y encontrarlo todo en sí y en la naturaleza a que se ha adherido.”

viernes, 31 de marzo de 2017

"les profondeurs du monde sous-marin dans une pharmacie"





El último viernes de Marzo Ser de carne y hueso, ser un sistema planetario, ser un conjunto de microcosmos y multiversos, ser nada o algo. Aún queda un poco de la palabra "recordarme" en la cual están impresas tantas vivencias, tanta pureza, tanto aprendizaje. Sobre todo aquel enunciado en el que expresas que para entender el sistema económico por el que se rige este momento, el trabajo, hay que escuchar a un sociólogo. Y no sin razón. La voluntad de estar en activo es un trabajo que en la mayoría de los casos, no tiene nada que ver con la economía, de hecho, el trabajo diario es una rutina que está sujeta a las condiciones atmosféricas, al lugar geográfico, a las características de cada individuo tratándose de una consecuencia de la vida y no de un medio para llegar a un fin. No es contradictorio que el niño que huye de una guerra en la que ha crecido rodeado de miseria, se enfrente con una dignidad y una fuerza cada mañana, cada instante, que sobrecoge al hombre más poderoso de una gran multinacional, o a un presidente, o a mí mismo. El que no tiene nada, tiene todo por delante y el que huye, sobrevive y sin descanso crea cada segundo como un acto de voluntad. Construir e inventar cada día se convierte en un reto. Conozco a personas que viven en la "búsqueda de la felicidad" como si fuera una ciencia que se aprende o un estado de sobriedad, o una intención. Algunos no trabajan, ni consumen, ni hacen nada. Cada caso es un misterio. Trabajar es un derecho y un deber fundamental en la vida. Trabajar es la vida. La economía es algo variopinto que algunos pueden tipificar como un sistema de valores e intercambios, como moneda, como una forma de orden. Pienso que es una necesidad y una actividad que define la vida de cada cual. Muy lejos de intentar comprender el sistema por el que nos enfrentamos a una situación global, es una decisión personal que cada día compromete nuestra relación y el equilibrio con nuestro entorno, tal vez ahí es donde entra el conocimiento de un sociólogo. Por tantas interacciones y circunstancias, es por lo que la comprensión y la recuperación de ese "recordarme" del que Gurdjieff escribe, sugiere más una batalla, una lucha por hacer comprender. La dignidad de ese niño con su perro mirando al horizonte, semidesnudo, erguido y valiente, sereno frente a un desierto inmenso, es una imagen de un carácter resolutivo, decidido, no hay doblez, ni siquiera planificación. No hay estudio ni comprensión, tal vez reflexión de los que vemos esa imagen, no por su belleza, más bien por la vida que encierra tanta sinceridad y valor. Para entender la economía creo que necesito una terapia electrocombulsiva y desde luego una cuántas recetas de medicamentos psiquiátricos para volver al aquí y ahora con el que me despierto hoy. Y trabajar. Ganarme la vida es una frase absurda que no tiene sentido. El deseo y el exceso Ponen al hombre a dormir Cuando la muerte llega Entonces despierta Hakim Sanai

miércoles, 11 de enero de 2017

Dentro de mil años



Estaré dentro de este olivo
dentro de la tierra y la hierba verde
abrazado como hoy
he abrazado la suerte
de ver la Luna salir
y de estar ahora aquí
como llevo desde un siempre

Seré un poco de tierra y algunas hojas
que entre las grietas crece
como los bichos del campo
las flores blancas
y la luz y la niebla
de noche y de día
una corteza seca

Se funde en la luz
todo el deseo y la pena
de ser como es uno
de no dejar de ser
algo que tiene estar
sin saber todo
como lágrimas de amar

martes, 17 de mayo de 2016

Retrato y poema a mi padre


Son burbujas que revientan 
cuando las olas se abren y se funden
en la orilla del mar 
que fluye entre corrientes, 
discurre por laderas inundadas, 
montañas, cordilleras, valles y cuevas. 


El movimiento de los olas y del agua 
entera que de ríos dulces se alimenta 
en manantiales y de las venas 
que sobre la tierra se abren camino 
entre rocas y fuego, lodo y la vida entera.


Ayer fue un tiempo que aún está latiendo 
y convulso, en trazas y nervios 
que el viento dibuja como fieras, 
serpientes ligeras que se aparecen 
y al instante vuelan. 


Pero en este ciclo de formas y maneras, 
lee y habla un saber antiguo 
sin decir nada es todo historia  
vida y muerte y guerra.


Al desdén y al olvido 
lleva el curso de este camino, 
cuando al fin una vida, 
la más mínima energía 
se transforma como un látigo, 
en un chasquido sobre una piel tersa. 
Y se rompe y de la herida 
se vierte el viscoso líquido sobre la tierra. 


Curvas y rectas se mezclan 
en signos de letras formando versos 
que canta el viento y el mar. 
Preguntas que no son hechas  
son respuestas. 


De la decepción, 
el yo soy también aprende 
y espera a no ser más 
y ser silencio y un desierto infinito. 
Un escenario vacío y la aceptación 
de ser como es, 
cuando aparece no parecer 
el yo más único que soy, 
la sed y el agua juntos.







sábado, 6 de febrero de 2016

El mandala oriental, el pájaro azul y el caballero andante de los románticos


Un amanecer temprano, con limones y frío, en espera de un viaje para asistir a una presentación y ver a la familia. La isla es todo un continente con sus países y sus pueblos, donde uno se refugia de la multitud y a veces se queda solo, aislado, incomunicado pero nunca calla. En la alfombra delante del fuego, viaja sin parar, retrocede cuando ve riesgo, a veces se atreve pero siempre son riesgos calculados. Aunque hoy no esperaba la visita de la marañosa zarza, oculta bajo la tierra había empezado a brotar y a comerse el hormigón del cimiento de esta casa que es un fuerte.

"El conocimiento es una riqueza que se puede compartir sin empobrecerse." Ay que gran verdad y que loco se vuelve cuando, en exceso, la lengua se traba por saber sin compartir. Y a este cuadro es al que viene el caso. Crece tanto el mundo que las mentes brillantes no son capaces de hacernos comprender la necesidad de compartir de hecho y las riquezas materiales que son tan privilegiada posesión, puede llevar también, por mal interpretase, a la intriga y al secretismo. Es ahí donde comienza la burla y la codicia.

De noble causa puede proceder tan rico y fértil proceso, desbaratando en un momento la buena intención por el simple hecho de acumular valores que tantas veces se desperdician en bobadas y caprichos. 

Pero siempre es mejor escuchar y callar y aportar lo que se conoce cuando es necesario, pues tanto saber y tanto exceso de iniciativas renovadoras puede ser tan inútil como no hacer nada, que es hacer mal. Mejor es hacer nada que no hacerlo.

Y aprender el silencio. Escuchar, que es amar. 

No esperaba nada extraordinario, era el dulce paso de las horas y los días que tenían su propio trabajo, ocupado en los pequeños detalles que cada hora dictaban apaños con los que la vida seguía adelante. Incluso así, había tantos cambios en el humor y en el entorno que a veces no daba a basto con el control de emociones: pensar con el corazón y sentir con la mente.

Entonces ya pasó. El tiempo quedó lleno de gente, de acciones y sentimientos, algunos muy contradictorios, todos en un instante que ahora intentaba acariciar, como a un perro en el campo durante el paseo. Pensar en que la palabra no tiene mucho sentido y que recordar era escribir lo que ya es. Leer también era viajar, en las palabras de otros, y contar que incluso la palabra -cuando es traducida- ya tiene otro sentido y dictada es ya contenido. 

Había comprado unos libros y solo de nombrarlos antes de leer, fluían nuevos autores que también debía conocer. Aprender, recordar, sumar y practicar. Son tantas las horas que dedicó a no pensar que a veces dolía el vacío y se llenaba de aire como un globo.

Y de este resplandeciente brillo ante un cielo oscuro antes de amanecer, vio como las últimas frases de un libro eran luces que ya habían prendido un fuego antiguo y apagado. Y el sonido agudo del silencio recordó el bullicioso crujir de una pisada entre tantas que fueron su viaje. Y se empezó a romper su rodilla lentamente, recordando tantos caminos que le llevaron al fin a nada.



No quiso acabar, ni dar por sentado, ni continuar. Solo citar una última frase: <<[...]"Un solo instante más, un momento de reposo en el viento, y otra mujer me dará a luz">>.