viernes, 31 de marzo de 2017

"les profondeurs du monde sous-marin dans une pharmacie"





El último viernes de Marzo Ser de carne y hueso, ser un sistema planetario, ser un conjunto de microcosmos y multiversos, ser nada o algo. Aún queda un poco de la palabra "recordarme" en la cual están impresas tantas vivencias, tanta pureza, tanto aprendizaje. Sobre todo aquel enunciado en el que expresas que para entender el sistema económico por el que se rige este momento, el trabajo, hay que escuchar a un sociólogo. Y no sin razón. La voluntad de estar en activo es un trabajo que en la mayoría de los casos, no tiene nada que ver con la economía, de hecho, el trabajo diario es una rutina que está sujeta a las condiciones atmosféricas, al lugar geográfico, a las características de cada individuo tratándose de una consecuencia de la vida y no de un medio para llegar a un fin. No es contradictorio que el niño que huye de una guerra en la que ha crecido rodeado de miseria, se enfrente con una dignidad y una fuerza cada mañana, cada instante, que sobrecoge al hombre más poderoso de una gran multinacional, o a un presidente, o a mí mismo. El que no tiene nada, tiene todo por delante y el que huye, sobrevive y sin descanso crea cada segundo como un acto de voluntad. Construir e inventar cada día se convierte en un reto. Conozco a personas que viven en la "búsqueda de la felicidad" como si fuera una ciencia que se aprende o un estado de sobriedad, o una intención. Algunos no trabajan, ni consumen, ni hacen nada. Cada caso es un misterio. Trabajar es un derecho y un deber fundamental en la vida. Trabajar es la vida. La economía es algo variopinto que algunos pueden tipificar como un sistema de valores e intercambios, como moneda, como una forma de orden. Pienso que es una necesidad y una actividad que define la vida de cada cual. Muy lejos de intentar comprender el sistema por el que nos enfrentamos a una situación global, es una decisión personal que cada día compromete nuestra relación y el equilibrio con nuestro entorno, tal vez ahí es donde entra el conocimiento de un sociólogo. Por tantas interacciones y circunstancias, es por lo que la comprensión y la recuperación de ese "recordarme" del que Gurdjieff escribe, sugiere más una batalla, una lucha por hacer comprender. La dignidad de ese niño con su perro mirando al horizonte, semidesnudo, erguido y valiente, sereno frente a un desierto inmenso, es una imagen de un carácter resolutivo, decidido, no hay doblez, ni siquiera planificación. No hay estudio ni comprensión, tal vez reflexión de los que vemos esa imagen, no por su belleza, más bien por la vida que encierra tanta sinceridad y valor. Para entender la economía creo que necesito una terapia electrocombulsiva y desde luego una cuántas recetas de medicamentos psiquiátricos para volver al aquí y ahora con el que me despierto hoy. Y trabajar. Ganarme la vida es una frase absurda que no tiene sentido. El deseo y el exceso Ponen al hombre a dormir Cuando la muerte llega Entonces despierta Hakim Sanai

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