de la flora y la fauna local
tocar fondo
recibí una foto en la que unas personas estaban
sentadas en unas sillas de plástico, sobre el fondo de una piscina vacía y un
poco decadente. Parecían ociosos como si no fuera algo importante y se hubieran
resignado a pasar allí el resto de sus vidas, no entendí bien el significado
hasta que las letras me aclararon la situación: hemos tocado fondo… creo que se
refería a la situación actual de una crisis que nos está dejando en un papel
ambiguo y del que parece que tenemos la responsabilidad de reaccionar…
TOM
Aquel chico que encontré en una fiesta nocturna parecía
tener la cara de piedra. Sus facciones eran irregulares y la piel curtida como
un cuero viejo, pero sin arrugas. Llevaba una pequeña botellita de algún
líquido psicotrópico y otra de agua y bebía un poco de una y un trago de la
otra… yo preferí no indagar mucho aunque no tardé en saber que se trataba de un
potente alucinógeno y que no se debía mezclar con el alcohol y me pareció
bastante razonable aunque un poco inquietante que uno se tuviera que llevar
aquella cantidad para una noche… claro, era una de esas noches que acaban en el
día y seguro que invitaría a todos sus amigos para pasar tan inolvidable
momento, que a mi ya se me quedó grabado solo de ver aquel detalle.
Tom iba acompañado de un grupo de amigos y entre ellos también
estaba el que llevaba una bolsa de plástico llena de polvos blancos y también era
muy generoso y estaba muy integrado en el grupo metiendo la uña en aquel
paquete y dando a diestro y siniestro las dosis adecuadas para mantener el
nivel de amistades y el jolgorio del evento…
Era el cierre del verano y una música horrenda hacia
que mis nalgas se movieran por la vibración acústica, ni Tom ni el señor de la
bolsa me prestaron mucha atención y yo decidí salir de aquel antro con la
sensación extraña de haber estado en el lugar indicado en el momento justo pero
sin enterarme de nada. Algo que ya conocía desde hace tiempo, por historias
desde la infancia como cuando cortaba cebolla a los siete años y me puse a
llorar y mi madre me llamó maricón. Son esas cosas de las que uno no acaba de
comprender por qué tienen que establecerse reglas que nadie cumple porque son
imposibles… tal vez los señores que estaban en la piscina y habían tocado fondo
con toda tranquilidad lo tenían más asumido pero la frase carecía de sentido…
He tocado fondo muchas veces en la vida y creo que el
sentido es muy figurado y sobre todo no tiene nada que ver con una piscina ni
con una fiesta de cierre en un chiringuito en la playa. Creo que tocar fondo es
cuando tienes que pedir por la calle porque te has quedado arruinado o estás en
la cárcel, o en un hospital porque te mueres… de ese fondo no nos va a librar
nadie y Tom –que por cierto tenía su atractivo- me pareció encantador. Claro que
iba con una fan suya y me lo presentó como si fuera el Papa de las noches de
juerga en la isla y ya –a distancia- percibí que era él y su círculo, el lugar
del que tantas veces he tenido que salir por piernas, por deudas o porque no me
sentía bien…
Yo, que me he caído y me he levantado y me he subido a
un trono varias veces en un día y muchos días en mi vida, comprendí que aquel
no era mi momento y que Tom era el rey de la noche y qe nadie se fijaría en mi.
Como un pobre desgraciado deambulaba por aquel local intentando no derribar a
ningún fantasma y sobre todo cuidando al personal de servicio por el que siempre
he tenido mucho respeto… como puedes sortear a individuos que están
absolutamente muertos en vida cargando cajas y cubos inmensos de cristal y
mantener el equilibrio… por dinero desde luego… de toda aquella marabunta eran
los que sin duda estaban levantando el mundo con sus musculosos cuerpos y para
mi sus sonrisas eran más auténticas que las de tantos que se mostraban
solícitos a un abrazo o a un saludo como en una corte barroca donde ser delgado
o hablar mucho eran criterios de gran dama o gran señor… mi amiga lo entendía,
pero mi amiga también lo admiraba… su edad y su vida le había dado suficiente
experiencia como para enamorarse de Tom y estar cerca del hombre de la bolsa,
aunque al final lo que realmente quería era irse conmigo y darse un respiro
hasta la próxima parada de monstruos…
Yo he sido un monstruo, lo conozco bien. De hecho no
dudo que aun lo siga siendo para algunas personas… durante nuestro pequeño
intermedio aparecieron súbditos y fervientes devotos de Tom y su amigo de la
bolsa… para mi todos buscaban amor y felicidad y todo a la vez y todo aquella
noche. Mi plan no era ninguno aunque si mi deseo de vivir la vida presente
plenamente, con sexo incluido, pero me di cuenta que ya estaba de mas y que
solo conseguiría hacer alguna trastada y
acabar tocando fondo de verdad: muerto, encarcelado o desahuciado y sin dinero…
Reconozco que Tom era un hombre con sus trucos y que
seguro que no le ocurriría nada de eso… pero el amor que arrastraba era toxico
y no me molaba nada…
Todos éramos guapos y era de noche y me fui pronto y
llegue a casa y no dormí hasta bien entrada la noche. De aquella experiencia me
quedó grabado un nuevo sentido de la fotografía de “hemos tocado fondo” con
aquellas personas sentadas en el fondo de una piscina vacía: si estás tranquilamente en donde sea, sentado
en una silla de plástico esperando a nada, creo que has encontrado tu lugar en
la vida, o al menos en ese momento inmortalizado por una cámara… el fondo es más
profundo y normalmente o se sale con esfuerzo, o se queda uno en el intento.
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