Ya ha
entrado un invierno prematuro, con lluvias y bajada de temperaturas y no es sólo una borrasca y se mantendrá
durante casi toda esta semana... He colocado la última
alfombra para pisar con cierto consuelo este frío
aterrador durante las noches que son ahora profundas y eternas. Para un país soleado y mi pequeña vida como extranjero, me
resulta difícil imaginar la noche continúa en la que permanecen los nórdicos... Sí he disfrutado del dia casi
completo de su verano en Estocolmo, durante el mes de Agosto, en que la isla se
vuelve loca y pequeña para los locales. Se
suicidarán tanto los escandinavos por
eso o -como yo- por no saber que hacer con tanto "conocimiento" en
este tiempo que nos obliga a estar encerrados, nos obligamos quiero decir...
Ahora tendré que sobrevivir al polvo y a la pelusa que se acumulan
sobre lanas y cortinas, frente a la
humedad y las sombras congeladas, haciendo un nido como las alimañas, lleno de ácaros microscópicos de los que no hay forma de huir. De las cenizas de
fuego que calienta estos muros y quedan durante los remolinos que entran por la
ventana, esparciendo una nube gris que todo lo impregna de olor a humo...
Sien el verano los tragines llenan mis pesadillas
de calor y gente, el invierno deja mi enferma cabeza queda, como aturdida y
perdida en un sueño lleno de letras y colores,
psicótica y dolorida de reumas y
atrofias que la inactividad física conllevan al cuerpo vivo,
pero es sin duda la parte más llevadera... La soledad
impuesta por charcos inmensos y torrentes insalvables... Esa es la verdadera
mugre en la que crecen los fines y los principios de la naturaleza. Leeré o empezaré libros filosóficos de Schpenhauer, Spinoza, Russel, Freud y Fromm...
Marcuse, Theodor W. Adorno y Marx... Lo intentaré
con Max Horkheimer y hasta Nietzsche, sin dejar de ver documentales sobre el
Universo y las películas de Sherlock Holmes...
Nunca se sabe donde encuentra uno la semilla de su inspiración, pero la lista es casi completa para empezar...
Lo de
pintar, lo haré como siempre: poco, raro y
despegado de cualquier corriente..., despacio e inacabado... Es ese punto en
que me siento más cómodo -que no es en absoluto el propósito de mi arte- el que favorece -y no económicamente- mi creatividad... La duda constante ante la
certeza.
Cuando un
cuadro empieza a emborronarse y de repente un trazo vuelve a dar algo de luz,
entonces queda como un trozo único e impredecible, que tiene
poca aceptación y no entra en ninguno de los
circuitos de mercado, tal vez sea algo auténtico, aunque sólo sea por su afanoso permanecer en silencio de cara a la
pared durante un tiempo indefinido, castigado por la carga obligada de lo
socialmente aceptable, tal vez algún escéptico tenga la valentía de comprarlo. Aunque ahora
mi mayor ocupación es la de colgarlos en
lugares que desvíen la atención de los enfermos y sean observados durante dolorosas
terapias de recuperación postoperatoria. Mi escala de
valores me inclina a que estos son los mejores espectadores de mi trabajo... En
hospitales y clínicas, en corredores donde las
parturientas gritan de dolor y buscan en las paredes algo en lo que centrarse y
que tal vez sea tan inquietante que calme su miedo, más sin son terminales que esperan a su último paso, tal vez vean que en la vida hay muchas muertes
y que de la incertidumbre que aparece hasta al más
preparado frente a ese momento, también fueron experiencias que
devoraron años de salud y bienestar.
Ya no
tengo a donde ir, que no sea el cine o algún bar para beber sólo en compañía de extraños... He pensado seriamente -otra vez- que una buena mezcla
de anticongelante en mi mojito, puede acelerar estos despertares tempraneros
llenos de dudas y sofocos absurdos debatiendo sobre la razón de un malentendido con alguno de mis desconocidos. Dios, hoy sopla un viento que me aterra. Y un
frío sucio de algo que no me
parece haber empezado, ya está cerca de acabar... Todo suena
un poco vago, pero contundente a un final cercano... Tengo miedo de hacer caso
a esta conciencia de lo inevitable, de escuchar tantas quejas cuando nunca he
vivido como el resto de los mortales, de compartir la rebelión como sí alguna vez hubiera estado de
acuerdo con algo...
Es
temprano y mi día se planifica tan vacío como comprometido, aunque siempre puedo cancelar. Voy a
darme un baño caliente y encenderé un fuego... Beberé algún brebaje y espero que el día
que a todos atormenta, porque es un día de borrasca generalizada, se
abra un poco... Aunque ya está abierto con estas letras...
Lo de llegar al final será cuestión de abrirse camino entre la maleza... De caminar como uno
más entre las lucecitas que
tanto detesto desde que mi penuria económica ya no permite siquiera el
más mínimo detalle, pero sobre todo por el estorbo que debo ser
al no mantener ni un amigo al que enviarle una botella de vino, adornada con un
lazo... Que tristes Navidades me vuelven a esperar... Qué poco aprecio lo que tengo, por el frío o por el insomnio...
Y de
vueltas con la madrugada tempranera para la que uno se levanta a encender el
fuego y hacer sus abluciones matinales antes que nadie..., bueno antes que nada
-de otros- se interponga, que ya son bastante por ser diarias, como para tener
que hacerse esperar...
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