Si algún día encontrara una flor que sólo se abriera una noche, si -como El Principito- pudiera
cuidarla solo por esa noche y verla y esperar a que se marchitara, sería un motivo para pensar que el año que viene, tendré un propósito en la vida... Pero al refugiamos en los dramas y los
miedos, se nos acaban los momentos en que aceptar esta temporalidad, eventual, implacable, hace que
pase el tiempo y pedir disculpas y llorar la tristeza de lo que vivimos, sólo nos da un poco de aliento...
El
milagro está en el aquí y el ahora... Aprenderlo y disfrutar de esa
felicidad, saborear ese tiempo y
recordar lo bueno que pasamos, lo bueno que ya no tenemos, recordar que no hay
que tener vergüenza en decirle a la gente que
los quieres..., seguir adelante...
La luz
que envuelve a los que se van, es una señal para la que estamos
preparados y hay siempre alguien que se ocupará
de nuestro trance... Siempre hay alguien...
"Desire
and excess,
Have put
man to sleep;
When
death appears,
He will
awaken."
Pues así queridos, son los deseos que hacen del agua de los
pantanos una fuerza estática que mueve turbinas bajo
el cemento de los muros que la contienen y así
es como siento que las pocas veces que he asistido a los famosos eventos de
amigos -siempre de sus manos, agarrado como un niño
asustado de la vorágine social- ahora prefiero la
contemplación de sus obras a solas o fuera
de ese contexto, al que nunca he pertenecido, más
que por pobre o imbécil e incluso por maleducado.
Lo de las drogas fué pasajero, también como la vida de abanderado de las causas que la religión -esa mesa de cuatro patas (la cuna, la escuela, el lecho
conyugal y el ataúd) que sigue provocándome un ataque de pánico cada despertar- me
enfrentó a una adolescencia tardía y llena de
experiencias, después de pasar por los militares y
la condena familiar de ser como soy, que no se muy bien todavía si soy de alguna forma o tipo... Porque todo cambia, muy
a pesar nuestro y de la comodidad de las leyes de la física teórica y de las matemáticas.
Entre
toda esa melange de intelectualidad e ignorancia que trato de cultivar leyendo
libros de lo más dispares, entre Goethe y
Savater, entre Epicuro y Becquer, la baraka islamica y Barak Obama, acabo sin
tener una precisa idea de lo que es mío, a la que me aferro y con la
que cargo como el Sísifo con su piedra. Pero me
resulta más razonable sentir esa duda
que ser un trabajador asalariado y honesto en todos sus aspectos de sudar mi
pan y expresarme contundente en mis votos electorales, que más se parecen a bocetos que a todo el parangón oficialista.
Siento
que son tan dispares mis opiniones sobre determinadas cosas y personas que a
veces me enfado y rompo un plato, o tiro una tortilla contra la pared. Comparto
ideales con muchos y sobre todo -los aprendidos pecados capitales- son como los
siete ejes de una estrella de los vientos muy particular que cumplo a rajatabla
para planificar mis tonterías y algún viaje como paseante más
que por turismo... Lo de los museos es más un alucinógeno natural y su efecto caótico
al saltar de una sala a otra y al paráme ante alguna pieza en
oposición a otra por el paseo que hay
entre ellas... Y así con los amigos y con las
dietas que más que por su valor nutritivo,
prefiero seguir mezclando carbohidratos con proteínas
y más por su cantidad que por su
calidad, estando las cosas como están, ya es bastante tener una
patata hervida con huevo duro, no sólo en el plato si no también en la mente...
Ahora con
un pequeño proyecto del Óscar Wilde en su última noche en París antes de suicidarse, pero sacándolo de esa puntillosa y conformista sociedad suya que le
hacía ser la más loca entre las más prejuiciosas y cursis,
acabando por matarse a sí mismo socialmente pero
querido por sus amigos, que no por ese novio suyo que defendió su "honor" empotrado en la pared nobiliaria de
las normativas pugilísticas que su padre -otro
emparedado de pepino- dictó desde los sudorosos
vestuarios a las orgullosas reuniones de clubs de caballeros donde no se permitía la entrada de mujeres ni negocios... Curioso paralelismo
con los bares del gueto más gay que también comparte la Silla de Pedro...
Sacando
todo esto de ese momento horrendo y extrapolado a un club de alterne donde un
dandy Luis Antonio mantiene una melodiosa relación
llena de armonía con un rapero millonario
cargado de joyas que compone poemas callejeros a ritmo de tapacubos de basura.
Y ese fin que se lleva el premio de la voluntaria decisión sobre el fin de su vida extrema.
Me gustaría tanto ser rey en una república
y aceptar mi propia corona sin trono por simples razones de humanitarias, antes
de fletar barcos llenos de putas a fiestas de cortesanos retratados en finas
acuarelas de técnica impecable, en los que
esa ambivalencia que todos tenemos, es un modo de ganarse la vida
"honradamente", algo a lo que no he llegado nunca y que también sufro en mi amado autoexilio...
Envidia y
sovervia y todos ellos juntos con la gula y la pereza, la ira y la codicia y
por supuesto la lujuria, ya un poco desentrenada, pero por falta de
paciencia... Pero "me gusta pensar, comentar y compartir" y eso lo
practico a diario allá donde esté y sobre todo al inicio del día
para sanarme de las palpitaciones de una vida sin planes y de una existencia
que es una guerrilla contra este juego absurdo de ego y asco...
Pero
sobre todo reconocer aquello de "nunca digas de este agua no volveré a beber" que el vino me gusta y del bueno...
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